Año: 2010
Nacionalidad: EEUU
Duración: 116 minutos
Dirección: Mike Newell
Intérpretes: Jake Gyllenhaal (Dastan); Gemma Arterton (Tamina); Ben Kingsley (Nizam); Alfred Molina (Sheik Amar); Richard Coyle (Tus); Toby Kebbell (Garsiv); Steve Toussaint (Seso); Ronald Pickup (Rey Sharaman); Reece Ritchie (Bis); William Foster (Joven Dastan); Elliot James Neale (Joven Bis); Christopher Greet (Regente de Alamut); Daud Shah (Asoka); Gísli Örn Garðarsson (Hassansin Leader); Claudio Pacifico (Hassansin Porcupine).
Realmente no esperaba gran cosa de este título, fui a verla haciéndome a la idea de que sería una vulgar película más de acción y efectos especiales a raudales y de fácil olvido. Me equivoqué, salí encantado del cine. Increíble lo que ha hecho Mike Newell, el mismo director de Cuatro bodas y un funeral (1994), La sonrisa de Mona Lisa (2003), Harry Potter y el Cáliz de Fuego (2005), o El amor en los tiempos del cólera (2007).
Tampoco nos engañemos, Príncipe de Persia - Las arenas del tiempo está llena de situaciones previsibles a más no poder, nadie lo niega, pero sin embargo bebe directamente de las películas de aventuras spielbergianas de los 80, y por qué no decirlo, de esos films de los años 40 y 50 protagonizados por Errol Flynn o Burt Lancaster como El capitán Blood (Michael Curtiz, 1935) o El temible burlón (Robert Siodmak, 1952), entre muchos otros. El nuevo film de Newell gana gracias a esa magia, a ese espíritu aventurero, a ese regustillo de estar disfrutando al máximo mientras ves el film, ya que es un largometraje tremendamente entretenido, y esta es su gran baza.
Los carismáticos personajes logran que los espectadores nos metamos dentro de la aventura como no han logrado otros films con mucha pirotecnia, pero huecos al fin y al cabo que han plagado las pantallas en los últimos años, por ejemplo Furia de Titanes (Louis Leterrier, 2010). Esta primera entrega, e intuyo que se avecinan más, de Príncipe de Persia está más cerca de la trilogía de The Mummy (Stephen Sommers/Rob Cohen, 1999-2001/2008) que de la película sobre Perseo. Hay mucho más de acción, que de efectos especiales y eso también nos acerca al espíritu indianajonesero que tenía esa trilogía.
La partitura compuesta por Harry Gregson-Williams es otro de los importantes elementos que nos retrotraen a esas viejas películas de aventuras que disfrutábamos los sábados por la tarde durante los 80 los nacidos en la generación de los 70. Y el diseño de decorados y vestuario está muy a la altura de las circunstancias a la hora de recrear la antigua Persia.
Los actores, todos correctos, tampoco se les puede exigir mucho para un título de estas carácterísticas, pero siempre es una delicia contemplar el trabajo del siempre excelente Ben Kingsley. Además, Gemma Arterton, un nuevo rostro que también vimos en Furia de Titanes, tiene la suficiente fuerza para convertirse en una popularísima actriz para futuras producciones de este tipo de cine, el tiempo lo dirá. Y el protagonista Jake Gyllenhaal interpreta a un Dastan más convincente de lo esperado. Entre los secundarios, no nos olvidemos de un irreconocible Alfred Molina, que pone el punto humorístico de la película, pero afortunadamente sin sobrecargarla de los típicos apuntes graciosillos de turno, que en otros títulos terminan siendo cansinos, inapropiados e incoherentes.
En fin, que nadie diría que un film basado en uno de los videojuegos más clásicos que existen diera para un entretenimiento tan rico y que deja tan buen sabor de boca como hacía tiempo que no experimentaba. Muy recomendable.
Tampoco nos engañemos, Príncipe de Persia - Las arenas del tiempo está llena de situaciones previsibles a más no poder, nadie lo niega, pero sin embargo bebe directamente de las películas de aventuras spielbergianas de los 80, y por qué no decirlo, de esos films de los años 40 y 50 protagonizados por Errol Flynn o Burt Lancaster como El capitán Blood (Michael Curtiz, 1935) o El temible burlón (Robert Siodmak, 1952), entre muchos otros. El nuevo film de Newell gana gracias a esa magia, a ese espíritu aventurero, a ese regustillo de estar disfrutando al máximo mientras ves el film, ya que es un largometraje tremendamente entretenido, y esta es su gran baza.
Los carismáticos personajes logran que los espectadores nos metamos dentro de la aventura como no han logrado otros films con mucha pirotecnia, pero huecos al fin y al cabo que han plagado las pantallas en los últimos años, por ejemplo Furia de Titanes (Louis Leterrier, 2010). Esta primera entrega, e intuyo que se avecinan más, de Príncipe de Persia está más cerca de la trilogía de The Mummy (Stephen Sommers/Rob Cohen, 1999-2001/2008) que de la película sobre Perseo. Hay mucho más de acción, que de efectos especiales y eso también nos acerca al espíritu indianajonesero que tenía esa trilogía.
La partitura compuesta por Harry Gregson-Williams es otro de los importantes elementos que nos retrotraen a esas viejas películas de aventuras que disfrutábamos los sábados por la tarde durante los 80 los nacidos en la generación de los 70. Y el diseño de decorados y vestuario está muy a la altura de las circunstancias a la hora de recrear la antigua Persia.
Los actores, todos correctos, tampoco se les puede exigir mucho para un título de estas carácterísticas, pero siempre es una delicia contemplar el trabajo del siempre excelente Ben Kingsley. Además, Gemma Arterton, un nuevo rostro que también vimos en Furia de Titanes, tiene la suficiente fuerza para convertirse en una popularísima actriz para futuras producciones de este tipo de cine, el tiempo lo dirá. Y el protagonista Jake Gyllenhaal interpreta a un Dastan más convincente de lo esperado. Entre los secundarios, no nos olvidemos de un irreconocible Alfred Molina, que pone el punto humorístico de la película, pero afortunadamente sin sobrecargarla de los típicos apuntes graciosillos de turno, que en otros títulos terminan siendo cansinos, inapropiados e incoherentes.
En fin, que nadie diría que un film basado en uno de los videojuegos más clásicos que existen diera para un entretenimiento tan rico y que deja tan buen sabor de boca como hacía tiempo que no experimentaba. Muy recomendable.
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