domingo, 9 de agosto de 2009

Grandes films: LOS TRES MOSQUETEROS


Otro de esos títulos míticos largamente esperados para que fuese editado en DVD, ha sido por fin en este 2009, año en el que muchos grandes clásicos por fin han salido en DVD. Sin duda se trata de la mejor versión cinematográfica basada en la famosísima novela del autor franco-dominicano Alejandro Dumas (sí, muchos no lo sabían, pero Dumas era mulato, de padre francés de raza blanca y madre dominicana de raza negra).

Dirigida en 1952 por George Sidney en un glorioso Technocolor, contaba con un reparto lleno de estrellas entre las que destacaban Gene Kelly (en uno de sus pocos films no-musicales); Lana Turner; June Allyson; Van Heflin; Gig Young; Robert Coote; Vincent Prince; Angela Lansbury; y Frank Morgan en sus papeles principales.

Es uno de los títulos que con más cariño guardo en la memoria de la única vez que la vi, con unos 13 ó 14 años, una noche de sábado con una tormenta de Verano tras las ventanas del apartamento de Laredo en donde solía pasar las vacaciones.

El argumento es de sobra conocido por todos: D'Artagnan (Gene Kelly), un joven campesino de Gascuña, viaja a París con la intención de ingresar en la compañía de mosqueteros del rey Louis XIII (Frank Morgan), que manda el señor de Treville (Reginald Owen). En el camino tiene un mal encuentro con el conde de Rochefort (Ian Keith) y Lady Winter (Lana Turner), ambos partidarios del primer ministro, el cardenal Richelieu (Vincent Price). Una vez en la capital francesa, la mala fortuna hace que discuta con tres de los más valerosos mosqueteros del rey: Athos (Van Heflin), Porthos (Gig Young) y Aramis (Robert Coote), fieles al rey. Además, Richelieu pretende poner en evidencia que reina Anne (Angela Lansbury) mantiene un affaire con el duque de Buckingham (John Sutton) y D'Artagnan intentará impedirlo con la ayuda de Constanza (June Allyson), doncella personal de la reina, y de su escudero Planchet (Keenan Wynn).

El film mantiene una estructura narrativa similar a las películas musicales, donde las escenas de canto y baile son reemplazadas por las de apasionantes y dinámicos duelos de espadas entre los mosqueteros y los agentes del cardenal Richelieu coreografiados como si la película fuese un musical. En la primera parte de la película, aderezada con la música de Tchaikovsky, predomina cierto tono de comedia, que va desapareciendo a medida que avanza la acción y la intriga, y su segunda parte si bien no decae la tónica aventurera, el drama sustituye a la comedia. El guión respeta en líneas generales la trama original de la novela, con algunos cambios (sobre todo en la segunda parte del film), que permiten mantener la línea de acción e intriga propia del film. Curioso es el detalle del cartel de la película, en el cual en la mayoría de sus versiones, el lunar en forma de corazón de MiLady está situado junto a sus labios, cuando en la película está entre la sien y la mejilla. ¿Publicidad subliminal en los años 40 para captar a mayor número de espectadores?

Gene Kelly es el protagonista. Su papel de D'Artagnan podría haber sido interpretado con facilidad por Errol Flynn. Sin embargo, Kelly, como buen bailarín, logra dotar de gran agilidad y dinamismo a todas sus escenas de acción, y además, su simpático carisma (algo de lo que carecía Flynn) consigue que el espectador conecte con su personaje. Sólo le falta cantar.

Lana Turner, una actriz totalmente infravalorada, logra con esta MiLady, realizar el mejor trabajo de toda su carrera como actriz. El papel de su malvada intrigante, conspiradora, y asesina a las órdenes del cardenal Richelieu está lleno de matices de seducción, maldad, engaño, rencor y odio. Su interpretación en la secuencia en la que se haya prisionera en la Torre de Londres es impagable. Con sólo sus miradas, dice todo sobre su personaje. Además, el color predominante de su espectacular vestuario es el verde combinado con el negro, colores referidos generalmente a la maldad, la envidia, la mentira y la traición y que en el cine suelen tener connotaciones negativas (la bruja del Oeste en El Mago de Oz (Victor Fleming, 1939) es un buen ejemplo de ello).

Otro gran actor que aparece en la película es Vincent Prince, posteriormente conocido a nivel mundial por su protagonismo en películas de misterio y terror. Generalmente asociado a papeles de villano, aunque no siempre fue así (a recordar su último papel para el cine en Eduardo Manostijeras (Tim Burton, 1992). En Los Tres Mosqueteros borda el papel del sibilino estadista francés, el cardenal Richelieu, que logra envaucar con sus mentiras al mismísimo rey Louis XIII (monarca que en la historia original es un veinteañero, mientras que en la película es un hombre maduro) para lograr sus objetivos. Al igual que el personaje de MiLady, su personaje viste ropajes con colores que principalmente se asocian a malvadas intenciones. En este caso, el negro y el rojo. Sin embargo, son escasas las apariciones de Richelieu en este film, desaprovechando el talento que Price podría haber otorgado a este villano y siendo eclipsado por MiLady a quien Sidney da mayor protagonismo.

En cuanto a los Tres Mosqueteros, Athos está interpretado por el actor de carácter Van Heflin, que logra dotar del dramatismo a su atormentado y borrachín personaje, sobre todo en las escenas finales, cuando recuerda y revela su pasado. Más secundarios son los otros dos: Gig Young recrea un Porthos vivaracho y alegre, pero bastante desaprovechado como personaje; el desconocido Robert Coote interpreta a un, en ocasiones, ambiguo Aramis, y también se le podría ver 4 años más tarde en otra cinta de George Sidney, la sublime Scaramouche, y también en El Prisionero de Zenda (Richard Thorpe, 1952).

La película cuida mucho la acción, el guión, el ritmo y la música. Nada que ver con las cintas de hoy en día, que tienen muchos efectos especiales, pero que en el fondo están huecas, y carecen del carisma, la magia, la calidad interpretativa y el regusto que dejaban estos films de la época dorada del film en la cual el star system, el glamour y toda la parafernalia extra-cinematográfica iban acompañadas de talento y esfuerzo.

Además, el detallismo en los decorados tanto en interiores como exteriores es impecable. Puede que sean de cartón-piedra, pero con mucha mayor personalidad que los creados actualmente por ordenador. El vestuario , sobre todo el de las mujeres, está cuidado al máximo. Y la fotografía en technicolor le daba una calidad cromática difícil de volver a ver. La música, perfectamente acompasada y concordante con los movimientos rítmicos de los actores o con los sentimientos en las escenas dramáticas.

En definitiva, un film de capa y espada con tono agridulce: desenfadada, divertida y al mismo tiempo oscura y trágica. Un título a no perderse y que debería de ser vista por las generaciones nacidas en los 80 y 90, que tan poco cine de calidad están acostumbrados a ver. A los niños les encantaría, al igual que me gustó a mí la primera vez que la vi.

Aquí te dejo con una de las escenas más míticas de la película: la cita de D'Artagnan para el duelo con cada uno de los mosqueteros y la posterior pelea de los cuatro contra los esbirros de Richelieu.


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