martes, 20 de octubre de 2009

Crítica: ÁGORA (2009)


* * * * *
Título original: Ágora
Año: 2009
Nacionalidad: España
Duración: 126 minutos
Dirección: Alejandro Amenábar
Intérpretes: Rachel Weisz (Hypatia); Max Minghella (Davo); Óscar Isaac (Orestes); Ashraf Barhom (Amonio); Michael Lonsdale (Theon); Rupert Evans (Sinesio); Richard Durden (Olimpio); Sami Samir (Cirilo); Manuel Cauchi (Teófilo); Homayoun Ershadi (Aspasio); Oshri Cohen (Medoro); Harry Borg (Prefecto Evagrio) ; Charles Thake (Hesiquio); Yousef "Joe" Sweid (Pedro).

Desde que vi las primeras imágenes de la preparación del nuevo film de Amenábar me sentí irremediablemente atraído por esta producción, dedicándole incluso un par de entradas en este blog (que puedes ver aquí). El teaser que se pudo ver después también contribuyó a ello, por no hablar de la tremenda y espectacular promoción realizada por TeleCinco.

Sin embargo, una vez vista la película, he de decir que ha sido terriblemente sobrevalorada. No voy a negar sus virtudes, que sin ningún genero de dudas las tiene. No es una mala película ni de lejos. Pero tampoco es para tanto bombo y platillo. Es un drama histórico más que ha sido vendido como una gran película épica que nunca lo es. Si la hubieran hecho en Hollywood hubiera sido un título más de muchos, pero claro, tamaña producción realizada en España, se magnifica hasta límites insospechados precisamente por eso, porque aquí nunca se ha hecho nada igual a tal escala.

Y es que, a pesar de la espectacular recreación de la época en que se enmarca la acción, la convulsa Alejandría del siglo V dC (en un Egipto convertido en provincia por el Imperio Romano) en la cual la lucha de las diferentes religiones y culturas se pagaba con sangre e injusticias; a pesar del detallado diseño de vestuario; y de los acertados efectos especiales creados, Ágora termina siendo una película fría y que no logra transmitirnos a los espectadores todo lo que pretende. La sobriedad con la que son narrados los acontecimientos está muy lejos de la grandiosidad de títulos de similar género como Gladiator (Ridley Scott, 2000) o Troya (Wolfgang Petersen, 2004), manteniendo al espectador fuera del relato e impidiendo que se involucre siendo un mero contemplador del mismo. En Gladiator, por ejemplo, todos nos identificamos y metimos dentro de la historia junto a Máximo, el personaje de Russel Crowe. Aquí, simplemente vemos lo que le ocurre a Hypatia desde nuestros cómodos asientos.

Sin embargo también nos permite ver con precisión histórica y pocas licencias libres la crueldad humana que se respiraba en esos siglos. La interpretación que Rachel Weisz hace de la protagonista es realmente una de las mejores vistas en una pantalla en lo que llevamos de año y podría ser perfectamente una de las candidatas perfectas para el Oscar a la Mejor Actriz Principal. Lástima que el film, de momento, no está teniendo un gran entusiasmo por parte de los compradores americanosde los derechos de exhibición en Estados Unidos. Max Minghella realiza una impecable recreación uno de los personajes más interesantes del film, el esclavo liberado Davo, su atormentado personaje está lleno de matices que el actor logra transmitir con breves gestos faciales. Amonio, líder de los parabolanos, es interpretado por Ashraf Barhom, en un trabajo quizás un poco sobreactuado, pero perfecto para demostrar la irracionalidad del cristianismo, y a su vez del resto de religiones confrontadas en la película.

En definitiva, un buen título, sobre todo para el cine español (aunque realmente tenga muy poco de española, ya que incluso el estilo del director se ha americanizado), pero que se queda lejos de lo que promete en sus tráilers, y lejos de otras producciones de género peplum vistas con anterioridad. Sin embargo, no por ello hay que dejar de felicitar al cine español por haberse arriesgado con un film totalmente diferente a lo que habitualmente se suele hacer por estos lares, con actores extranjeros, rodada en Malta y contándonos una historia que ocurre en Egipto hace 16 siglos.

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